Lula ignoró la intimación del juez Moro y demora el momento de entregarse

Data: 09/04/18

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva lanza besos desde la ventana a los simpatizantes reunidos frente a la sede del sindicato de trabajadores del metal. (AP Photo/Nelson Antoine)

Fuera de todo lo especulado y dicho a lo largo de este viernes, el ex presidente Lula da Silva decidió no entregarse a la Policía Federal como le había “sugerido” el juez Sergio Moro de Paraná. Prefirió no hablar ante los miles de manifestantes que se aglomeraron en las puertas del Sindicato de Metalúrgicos del ABC, en San Bernardo el Campo.

Pero tuvo dos representantes que cumplieron esa misión: la senadora Gleisi Hoffmann, titular del Partido de los Trabajadores, y José Batochio, uno de sus abogados. La jefa del PT fue clara: “Moro le dio la opción de ir a Curitiba. Pero Lula decidió no ejercerla. El está en un lugar público, que es este sindicato (de Metalúrgicos del ABC), en un lugar público y con dirección conocida”. Concluyó: “Lula no incumplió la ley y no está fugitivo, como afirman algunos”.

Su abogado Batochio fue todavía más contundente: “Lula no opone ni opondrá resistencia. Pero él no se entregará al matadero con la cabeza baja por libre y espontánea voluntad”. En declaraciones al diario Folha de Sao Paulo agregó: “Esto no es una rebelión. Es un derecho de la persona de preservar su libertad y no contribuir a cualquier acto que intente suprimirla. Pero claro que sin ninguna clase de violencia”.

Una vez que Moro y los jefes de la Federal tuvieron claro la conducta del ex mandatario, se planteó otra dificultad. Esta vez procedente de ese cuerpo de seguridad.

En una conferencia de prensa, frente a la sede de la PF en Curitiba, el comisario Araújo Boudens afirmó que “las fueras policiales no pueden entrar en el sindicato (de Metalúrgicos) despues de las 18 horas”.

La jurisprudencia brasileña establece que no podrá detenerse a ningún brasileño entre las 18 horas de un día y las 6 de la mañana del siguiente. Indicó, también, que el ex jefe de Estado “declaró a la sede gremial como uno de sus domicilios, en algunos de los procesos. Y está en el código penal que no es posible cumplir mandatos (de prisión) dentro de los horarios señalados: es decir, desde la puesta del sol hasta su salida”.

Como titular de la Federación de Policías Federales, Boudens expresó “la sorpresa que tuvimos con el mandato de prisión. A pesar de cumplir con todos los ritos legales, reveló una celeridad fuera de los procedimientos normales, especialmente en el caso del tribunal TRF 4 (de Porto Alegre)”.

Es que luego de presentadas varias demandas por los abogados de Lula ante ese estrado judicial, para solicitar que el ex presidente fuera eximido del encarcelamiento hasta no terminar con tales recursos, el TRF4 resolvió que no había nada más por hacer y habilitó al juez curitibano para que instruyera la detención. En eso consistió la “celeridad excesiva” a la que hizo referencia el jefe de la Federal.

Pero había otro mar de fondo que se ventiló a lo largo del día. La PF, que depende del gobierno federal, temía cumplir con las instrucciones de Moro. Con semejante público –en una manifestación compacta-- implicaría un uso de la fuerza que llevaría a la confrontación con la militancia. Y eso no se lo podían permitir, ni el organismo policial ni el propio gobierno de Michel Temer.

Según indicaron portavoces de la institución, la intención es que todo ocurriera en calma y sin violencia, “de manera diplomática”. Según los distintos diarios brasileños había una negociación en puerta entre los abogados y la dirección de la Federal. Revelaron inclusive que ya habían dispuesto equipos del Grupo de Pronta Intervención (GPI) y del Comando de Operaciones Tácticas (COT) con sede en Brasilia, para actuar en el caso.

Del lado de Lula había razones de sobra para atrincherarse en la sede metalúrgica. Primero, quería transmitir a sus partidarios --que lo siguieron desde la mañana hasta la noche—que no estaba dispuesto a “entregarse”.

Por eso, ante los manifestantes, la consigna de los oradores del acto fue una: la resistencia. Todos los partidos de izquierda que históricamente fueron sus aliados, e inclusive aquellos que se habían divorciado del PT en 2006, resolvieron unirse y rodear al carismático ex jefe de Estado.

Estuvieron inclusive fuerzas trotskista que, hasta hace apenas unos días, vituperaban a Lula y a la ex presidente Dilma Rousseff “por traidores a la clase obrera”. Los unió, como se suele decir, el espanto. Junto a ellos desfilaron dirigentes de las distintas federaciones gremiales que tiene Brasil (hay media docena), y los líderes de los mayores movimientos sociales, el MST y los Sin Techo.

Otro motivo que explica la resistencia de Lula a ser preso este viernes, es que hoy sábado hay una misa en honor a su mujer Marisa Leticia, fallecida en febrero del 2017 y que ahora debería cumplir 67 años. La ceremonia religiosa será celebrada en la sede de los Metalúrgicos a las 9,30 de la mañana.

Así lo confirmó el senador Roberto Reaquiao, ex gobernador del estado de Paraná. “Lula está aquí, está tranquilo y está esperando la decisión judicial que ponga fin a la etapa de arbitrariedad de la justicia brasileña”.

Requiao pertenece al Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) que es el mismo del ex presidente José Sarney (y del actual Temer). Justamente, fue Sarney que expresó su “profundo dolor”. Dijo: “Soy su amigo y me chocó todo esto. Lula prestó grandes servicios a su país y retirarlo de la vida pública es frustrar a una gran parte del pueblo brasileño”

Clarín Mundo

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